Las cartas ya están repartidas sobre el flamante tapete de Abu Dabi. Y la mano de Fernando Alonso tiene buena pinta. Muy buena. Tanto, que igual no necesita ni comodines… Su tercera corona, la primera con Ferrari, está un pasito más cerca desde la emocionante calificación del atardecer en el golfo Pérsico, que solventó el asturiano con apuros. Al límite, pero suficiente para afrontar con una buena dosis de confianza en vena el asalto final de esta tarde (14.00 hora española). Su tercera posición en la salida y, sobre todo, arrancar delante de Mark Webber, otorgan a Alonso unas expectativas elevadas para que hacia las 15.45 h se erija en el tricampeón más joven de la historia. El camino de regreso a la gloria ya está trazado.
Alonso respiró aliviado al bajarse del F10. Serio, encajó con mera diplomacia con Vettel, y se fue a revisar sus tiempos… y los de Webber. No sabía lo ajustado que realmente había llegado a ser. Pero la casilla de la calificación ya tenía puesta la cruz, con lo que temía no cumplimentarla bien. «Ha sido un sábado excepcional. En la carrera seguro que los Red Bull nos pondrán las cosas difíciles, ahora están primero y quinto, por lo tanto ha sido un gran paso adelante para el título… Pero bueno, las dificultades vendrán en la carrera: la salida, los pit-stops,el ritmo… Todo está por ver, todo está en el aire, pero estamos en una inmejorable posición para afrontar la carrera con garantías», resumía el asturiano, que dio con la clave de su buen sabor de boca: Webber, el rival que más amenazaba su sueño, sale detrás de él. Una inquietud menos… en principio. Siempre será mejor verlo por el retrovisor que sufrir para rebasarlo.
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